¿Qué es lo que cuidas, qué proteges?
Por Diego Pose
Director General Ofisis Perú
Parece que los orígenes de la palabra equipo están relacionados con las actividades marítimas en la edad media; equipar el barco, es decir, embarcar; proveer al barco con todo lo necesario para zarpar.
Si estiramos esta etimología hasta la analogía, podemos continuar diciendo que; trabajar en equipo es embarcarse en un viaje con un destino común. Lo malo es que esta imagen romántica del equipo no necesariamente es cierta y la mayoría de las veces lo que tenemos son grupos de trabajo, pero no equipos.
¿Cuándo un grupo se constituye como equipo? Principalmente cuando la responsabilidad no solo es individual sino también colectiva, cuando todos son responsables del funcionamiento y de los resultados del equipo y, sobre todo, cuando todos articulan e interiorizan el “para qué” somos un equipo.
En un grupo de trabajo, casi como en una fábrica en serie, cada uno es responsable de su área, de su tarea. “A” termina el trabajo y lo pasa a “B” que continúa con su especialización… y así sucesivamente. Tus objetivos y tu rendimiento son medidos en base a tus labores y responsabilidades individuales. El “para qué” se reduce a tu ámbito y no al colectivo, de tal manera que tus acciones sólo se ciñen a lo que está bajo tu responsabilidad.
- ¿Para qué trabajo en este proyecto?
- Para aplicar mi conocimiento puntual en la fase en la que está, cumplir así con mis objetivos y cobrar a final de mes.
Es evidente que nada de lo expuesto hasta ahora tiene, necesariamente, una connotación negativa; de hecho, es una forma válida de trabajo, pero desde mi punto de vista, tiene efectos secundarios que no son los esperados hoy en día en un mercado competitivo, exigente y acelerado. “Eso ya no es culpa mía”, “yo llego hasta aquí”, “a mi no me encargaron esa parte”, son frases habituales que puedes escuchar cuando algo sale mal en un grupo de trabajo. El problema es el de siempre, el cliente en medio de un fuego cruzado de egos y defensas de territorios reducidos.
¿Qué ocurre si cada miembro del equipo interioriza qué es lo que quiere cuidar -Care- y cuál es el propósito de pertenecer al equipo? Si entre todos construyen un Care y un Propósito y entre todos se comprometen a cuidar el Care y a lograr el propósito (del latín propositum: poner algo hacia adelante, hacia el futuro), el escenario de colaboración cambia radicalmente.
Si al ejemplo anterior le sumamos que el equipo tiene interiorizado que su Care, por ejemplo, es cuidar la rentabilidad y la satisfacción del cliente y su propósito es implementar los proyectos en el tiempo acordado, el equipo entero trabajará por cuidar esos elementos que lo definen como equipo, que le da identidad y responsabilidad compartida. Las disputas anteriores y la guerra de egos tenderán a desaparecer al no aportar nada en la consecución final de los objetivos compartidos.
El equipo entero entiende ahora que su parte individual, medida de manera individual y sin verlo de manera colectiva o global, no sirve, es decir, es necesaria la parte individual de cada miembro del equipo, pero sin una capa colectiva y sin una verdadera sintonía de equipo, no aporta, pues el resultado final es que el proyecto no fue rentable, el cliente no estuvo satisfecho y no se cumplieron los plazos ¿de qué sirve que tu parte esté ok entonces? Tu equipo fracasó, por ende, tú también.
¿Cuál es el Care de la empresa? ¿cuál el propósito? Muchas veces encontramos una versión aproximada de esto en la misión y en la visión declarada por la empresa.
¿Cuál es el Care de tu área, cuál su propósito? Normalmente esto no está declarado y es uno de los primeros obstáculos para comenzar a trabajar en equipo. Damos por hecho que todos trabajamos en lo mismo y para lo mismo.
¿Cuál es tu Care individual, tu propósito? ¿por qué hago lo que hago y qué quiero hacer?
¿Cuáles son los propósitos ocultos de los miembros de un equipo? ¿qué cuida realmente cada miembro, cada área?
Declarar los propósitos de las áreas, de los equipos cross, de la empresa y de cada uno; así como identificar los propósitos ocultos y las protecciones que nos creamos para trabajar sobre ellas, puede ser un elemento vertebrador y acelerador que nos ayude a construir equipos basados en la confianza y en los objetivos colectivos.