La comunicación como clave del éxito
Por: Guillermo Vivot, Director General, Softland Argentina S.A.
¿Cuánto tiempo nos demanda atender las comunicaciones que emitimos y recibimos? ¿Cuántas veces dejamos de escuchar un mensaje de audio antes de esperar a que termine? De tanto en tanto, ¿no te descubrís inundado de mails? ¿Cuántas veces terminamos leyendo los correos en diagonal o directamente por la mitad?
Más de una vez hemos escuchado decir que estamos desbordados por las comunicaciones, sin embargo, ¿realmente sabemos comunicarnos?
En casi todas las investigaciones que hablan sobre la gestión de proyectos, el tiempo que le dedicamos a las comunicaciones es la principal actividad que desarrolla un director de proyectos. De hecho, estos estudios nos marcan que en la medida en que se avanza en el seniority de la administración y gestión de los proyectos, cada vez se invierte más tiempo en comunicaciones. Los buenos directores de proyecto dedican aproximadamente el 90% de su tiempo a comunicar.
¿Cuándo fue la última vez que tomamos una capacitación en comunicaciones? Probablemente la respuesta sea ‘hace mucho tiempo o nunca’. Es por eso que nos cuesta tanto asegurarnos que los ‘mensajes’ sean emitidos adecuadamente y recibidos de forma correcta.
Repasemos juntos un poco de la teoría de las comunicaciones…
El modelo de comunicación consta de tres partes: el emisor, el mensaje, y el receptor. El mensaje es codificado por el emisor y decodificado por el receptor según su educación, experiencia, lenguaje y cultura.
Para que las comunicaciones sean efectivas, el emisor debe codificar el mensaje adecuadamente, determinando el mejor método de comunicación a utilizar y asegurándose siempre que el mensaje haya sido entendido.
¿Sabías que aproximadamente el 55% de todo lo que comunicamos lo hacemos con comunicaciones no verbales? Comunicamos con nuestros gestos, nuestro lenguaje corporal, nuestra postura, la expresión de nuestra cara, el contacto visual, nuestra vestimenta, etc… etc…
Es también muy importante considerar los diferentes elementos paralingüísticos que intervienen en las comunicaciones. Como por ejemplo la intensidad o volumen de la voz, la velocidad de lo que decimos, el tono o variantes de la entonación y duración de las sílabas. El uso adecuado de algunos de estos elementos paralingüísticos influye en la comprensión del mensaje.
Día a día, en nuestro ambiente profesional, las comunicaciones fluyen dentro y fuera de las organizaciones, y en todos los sentidos del organigrama.
Muchos coincidimos en que la clave del éxito de muchas organizaciones está en su capacidad para comunicarse con todos sus públicos, que hace posible contar con colaboradores comprometidos y clientes satisfechos. Y esa capacidad de expresión se sustenta también en una gran capacidad empática, en la sensibilidad de saber ponerse realmente en el lugar del otro.
Priorizar nuestra manera de comunicarnos, dedicándole tiempo y recursos, puede ser la clave de nuestra distinción como organización.