Dice el filósofo Byung-Chul en su libro La sociedad del cansancio (Han, 2010): “Nos explotamos voluntaria y apasionadamente creyendo que nos estamos realizando. Lo que nos agota no es una coerción externa, sino el imperativo interior de tener que rendir cada vez más. Nos matamos a realizarnos y a optimizarnos, nos machacamos a base de rendir bien y de dar buena imagen”, y que gran sentido tienen estas palabras escritas en el año 2010, ¡sí señor!, hace 11 años, donde no estábamos en época de pandemia, de cuarentena, de encierro y de soledad. Todo cambia, pero ¿Por qué nosotros no cambiamos para hacernos más fuertes, más inteligentes y armoniosos con el entorno? El pan diario con el que alimentamos nuestro cerebro desde que nos despertamos es el cronograma de tareas y problemas a resolver, como si fuera la lista del supermercado, somos creadores de estrés, tensión, sufrimiento, y, ¿Quiénes pagan? aparte de ser presa fácil de nuestro mal humor quienes nos rodean, nuestro cuerpo y nuestra mente cargan con este malestar. Nuestra alma y nuestro espíritu parecen estar encadenados al equipo de cómputo que tenemos enfrente, arrugamos la frente y se nos olvida sonreír. ¿Qué tal si empezamos todas las mañanas por agradecer a nuestro ser supremo por un día más?, ¿Qué tal si nos desconectamos por un instante, descansamos de la vida (que de por sí ya es difícil vivirla) y aplicamos cualquiera de estos tips?, seguro la sangre del cerebro se oxigena y el corazón te lo agradecerá: 1. Caminar, trotar, hacer ejercicio o implementar pausas activas nos ayudará a fortalecer el cuerpo. 2. Hacer un curso en el tema que más nos guste: cocina, croché, origami, bailar y hasta cantar, pueden ser alternativas para crecer personalmente. 3. Chequeo médico: No hay mejor demostración de amor propio que cuidar nuestro cuerpo, conocer su estado y sanarlo cuando se requiera. 4. Comer sanamente: el estrés, la depresión y la ansiedad son amigas fieles de la comida, pero no aquella que te cuida, sino de la que llena ese vacío existencial, fíjate bien en lo que consumes y como nutres tu organismo, y de ser necesario, acude a un especialista en el tema. 5. Hacer nada, si NADA, acostarte en la cama poner la mente en blanco y quizás darle el descanso que nuestro cerebro tanto merece. Recuerda que eres dueño de tu vida, de tu equilibrio personal y profesional, la sabiduría empieza cuando cambias el auto sabotaje por el autocuidado. Referencia del libro: Autor: Byung-Chul Han Año: 2010 | | |
Por Cielo Murcia Directora de RRHH y Gestión interna |
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